Ítaca.
Te condenaré a vivir deseándome,
Imaginándome, como una pitonisa bailando en medio del circulo de fuego.
A imaginar una y mil veces la humedad, calor y fuerza del geiser dentro de mí, por las vías rocosas que sube hasta la montaña en medio de mis piernas.
No me tendrás.
No te tendré.
Pero me daré el lujo de ser lo que tus deseos anhelan, lo que tu piel reclama,
Mirándome de tan cerca, pero a la vez tan lejana.
